Carla Huertas: “Lo más importante es escuchar a tu cuerpo”

A Carla le diagnosticaron esclerosis múltiple con 18 años. Desde entonces ha dejado de comer carne y ha aprendido a escuchar a su cuerpo. Estudiante de teatro musical, una asignatura le ha ayudado a aprender a conocerse mejor y ahora lo recomienda a todo el mundo para que conozca sus propios límites.

-¿Cómo sentiste que te pasaba algo?

Yo trabajaba en un horno de mi pueblo y, mientras tanto, estaba haciendo un grado medio de pastelería. Estábamos en el mes de junio y estaba haciendo el trabajo de investigación por segunda vez. Estaba dando mi máximo y solo faltaba pulir algunas cosas, pero de repente perdí la visión de un ojo.

Al principio no le di importancia porque yo solo quería acabar el trabajo y aprobar. Se lo comenté a mi madre y fuimos al oculista, después al CAP y posteriormente a neurología. Entonces, me hicieron las pruebas y me dijeron que, o me había entrado un parásito en el ojo o tenía esclerosis múltiple.

-¿Tardaron mucho en diagnosticarte?

Me diagnosticaron bastante rápido.

-¿Y cómo te lo tomas?

Yo priorizaba el trabajo y me encontraba bien físicamente, a pesar de no ver de un ojo. Por la mañana iba a la escuela y por la tarde trabajaba, iba al médico y trabajaba desde casa.

Después me trataron con cortisona para recuperar la visibilidad del ojo. Finalmente, entregué el trabajo, y cuando le expliqué a la profesora todo lo que estaba pasando, no daba crédito que hubiera hecho el trabajo sola sin ver de un ojo.

-¿Cómo viviste el diagnóstico?

En un primer momento, fue un impacto bastante fuerte porque no me lo esperaba. Pero cuando me dieron el diagnóstico ya tenía la nota del trabajo: había aprobado.

Recuerdo que volviendo del médico lloraba intentando asimilarlo. Después me adapté bien a los cambios y a la medicación. Además, como tengo epilepsia desde los 3 años, ir al médico es como ir a mi segunda casa, por lo tanto, me adapté bien a la nueva rutina.

Al principio, con la medicación tenía rampas en las piernas, pero después me la cambiaron porque aparecieron nuevas lesiones. Aun así, el cambio más radical fue cambiar mi dieta.

El cambio más radical fue cambiar mi dieta

-¿Por qué?

La adaptación de la medicación a mi cuerpo me producía ardor en el estómago. Por eso me volví completamente vegetariana, no quería comer carne.

-¿Qué te ha ayudado con la dolencia?

El hecho de estudiar teatro musical me ayudó mucho. Sobre todo, gracias a una asignatura del primer año, en la que aprendes a comunicarte con tu cuerpo y esto, por desgracia, no se enseña en ninguna parte. Cuando tienes una enfermedad tienes que saber por qué te pasan las cosas, saber asimilarlas y no quedarte con el simple hecho de que te duele la pierna, por ejemplo.

Cuando tienes una enfermedad tienes que saber por qué te pasan las cosas, saber asimilarlas y no quedarte con el simple hecho de que te duele la pierna, por ejemplo

Aprendí mucho, apliqué muchos conocimientos y me ha servido mucho para mi día a día. Hacía “floor moving”, estiramientos, trabajaba el equilibrio y también aspectos que una persona con esclerosis múltiple no tiene tanta facilidad para hacer.  

El verano pasado lo pasé mal, porque me daban golpes de calor y no tenía fuerzas para moverme. Si me hubiera tocado trabajar no lo habría podido hacer. Así que apliqué todo aquello que había aprendido en la asignatura. Mi cuerpo necesitaba descansar y respiraba profundamente, lo asimilaba y me ponía a ver alguna película.

-¿Qué ha cambiado de tu vida desde antes de la esclerosis múltiple?

Ahora escucho mucho más a mi cuerpo. Soy una persona que siempre doy mi máximo con todo aquello que hago y, quizás, lo que más me ha costado es frenar cuando mi cuerpo lo necesita y me lo pide.

-¿Qué síntomas tienes?

El síntoma que siempre tengo es la fatiga, y en verano más. En esta estación del año me molestaba bastante no poder hacer planes y tener que ir frenando. Si un día me sentía más débil, tenía que hacer menos cosas. Yo intentaba establecerme una rutina nadando y hacer, por ejemplo, 14 piscinas, pero algunos días tenía que hacer menos.

-¿Has explicado la dolencia a tus amigos?

Sí. Aunque es verdad que afronté yo sola la enfermedad porque mis amigas no me dieron mucho apoyo: no le daban demasiada importancia, solo me preguntaban si estaba bien. Aquella amiga que me esperaba que me diera más apoyo es la que menos me dio. Fue un golpe bastante duro. Todo el mundo tiene sus cosas y su vida, pero acabas pensando que quizás no eras tan importante. Aun así, esto también me sirvió para no depender ni esperar nada de los otros, por eso no me he enfadado con mi amiga.

-¿Y tus padres?

Ellos lo pasaron más mal que yo. Se les cayó el mundo encima, pero me han ayudado mucho. Mi madre se pedía fiesta en el trabajo y siempre me acompañaba a las pruebas.

-¿De dónde te viene el gusto por el teatro musical?

De pequeña siempre me había gustado mucho cantar. Asistí a clases particulares de canto entre los 16 y los 18 años y la profesora me propuso que hiciera las pruebas para entrar en el curso de teatro musical. Finalmente, entré.

-¿Practicas meditación?

Sí, me gusta mucho meditar. Los fines de semana subo a la montaña en Sant Joan de les Abadesses. Tardo tres cuartos de hora para subir, pero una vez allí medito y me va muy bien.

-¿Continúas estudiando?

Sí, pero no sé si trabajaré o no. Me da envidia la gente que puede combinar el estudio y el trabajo. Mi horario no me permite encontrar un empleo de tardes. A menudo siento impotencia porque yo no puedo hacer nada y mis padres me lo acaban pagando todo.

-¿Cómo ves el futuro?

No lo sé. Me gusta actuar, pero también me gusta mucho la pastelería. Tengo claro que me tendré que dosificar porque no podría aguantar un empleo de 12 horas, ni tampoco uno de 8. Me tendré que adaptar y hacer otras cosas. No sé qué será de mí. Solo sé que quiero continuar aprendiendo cosas, pero siempre escuchando a mi cuerpo.

Solo sé que quiero continuar aprendiendo cosas, pero siempre escuchando a mi cuerpo

-¿Qué tiene que hacer alguien que tenga esclerosis múltiple y quiera aprender a leer su cuerpo?

¡Uf! Esto se aprende a base de aceptar, de respirar y asimilar sin agobiarse. No hay que pensar “qué será esto” ni “por qué me ha pasado” porque no sacas nada. Es una pérdida de tiempo y de energía.
Sobre todo, no se tiene que negar, sino asimilarlo. Así lo hice yo. Y si hay que renunciar a las actividades programadas porque tu cuerpo no puede hacerlas, pues se renuncia. Lo más importante es escuchar tu cuerpo.

No hay que pensar “por qué me ha pasado” porque no sacas nada: es una pérdida de tiempo y de energía

Debe iniciar sesión para comentar.

¿Tienes una cuenta? ¡Inicia sesión ahora!

¿No tienes una cuenta? ¡Regístrate ahora!