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Un 80% de las personas con esclerosis múltiple se diagnostica antes de los 40 años y un 50% antes de los 30.
De las 9.000 personas que tienen esclerosis múltiple en Cataluña, 1.200 tienen menos de 35 años.
Hay que tener en cuenta que en el momento del diagnóstico, una persona joven se encuentra en la etapa de poner en marcha proyectos vitales de gran importancia y que, debido a la esclerosis múltiple, pueden peligrar.
Esto causa mucha angustia tanto a la persona diagnosticada como a su entorno más cercano. Es importante informarse bien de las posibilidades para reorientar la vida, recibir el apoyo necesario tanto del entorno familiar y social como del laboral y psicológico o neurorrehabilitador, en caso necesario.
La esclerosis múltiple manifiesta síntomas diferentes en función de cada persona, pero un estudio realizado en 2013 en 4 países (Alemania, Italia, Noruega y España) determinó que más del 50% de las personas jóvenes con esclerosis múltiple encuestadas de menos de 35 años manifestaban los siguientes síntomas:
En la encuesta no se observan diferencias notables entre los países referentes a los síntomas más comunes. Hay que tener presente que la fatiga y la espasticidad son los síntomas más frecuentes de la esclerosis múltiple y pueden tener un impacto en la calidad de vida y en el bienestar.
Es crucial que los jóvenes con esclerosis múltiple puedan recibir apoyo emocional porque la enfermedad tiene impacto en el día a día y puede generar incertidumbre. Los primeros temores que surgen son:
Por esto, es muy importante recibir apoyo y orientación laboral, además de tratamiento rehabilitador, en caso de que sea necesario. Estas herramientas ayudan a los jóvenes a afrontar con autonomía el futuro.
La esclerosis múltiple es una enfermedad que afecta a todo el entorno. Los jóvenes con esclerosis múltiple destacan la necesidad de independencia para evitar la sobre protección de sus familiares y de la pareja.
Los jóvenes con esclerosis múltiple afirman que la sobre protección les puede hacer sentir peor, puede haber una pérdida de confianza en sí mismos y puede provocar el abandono de responsabilidades y obligaciones.
En otros casos, en cambio, el joven tiene el pensamiento de “no lo puedo hacer”. Es importante aceptar y normalizar la enfermedad. No hay que acomodarse a ellos porque impide descubrir los recursos propios y eludir obligaciones que pueden ser perfectamente asumibles.
A menudo, tras el diagnóstico, el grupo de amigos se reduce porque muchas veces el desconocimiento de cómo tratar a la persona con esclerosis múltiple genera miedo. Esto dificulta que la persona tenga un entorno de confianza a quien contar y con quién compartir cómo se organizará la vida y afronta el futuro.
Los jóvenes con esclerosis múltiple coinciden en explicar que lo peor “son las excusas” pero también están de acuerdo en que después de esta experiencia tienen muy claro quiénes son sus amigos de verdad.
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