Marc Ovante: “Con la EM, mi vida ha cambiado a mejor”

Cocinero de profesión, el diagnóstico de esclerosis múltiple lo obligó a reinventarse como empresario. Ahora gestiona tres restaurantes y dice que la EM le ha cambiado la vida a mejor porque lo obliga a cuidarse. Explica que los animales le ayudan a mantener una rutina y no pararse nunca.

-¿Cuándo fue el diagnóstico de esclerosis múltiple?

Me diagnosticaron hace 15 años. Entonces tenía 25 y estaba viviendo en Berlín haciendo de cocinero. Un día me levanté con los pies dormidos y no le hice ni caso. Pasaban los días y cuando tuve dormido de cintura para abajo, me fui al hospital con un traductor. Me tuvieron allí unos días, me estuvieron haciendo pruebas y me diagnosticaron esclerosis múltiple. Estuve 15 días ingresado y ahí se acabó la experiencia de Berlín. Volví a Barcelona.

-¿Cuánto tiempo llevabas viviendo en Berlín cuando te diagnosticaron esclerosis múltiple?

Un año. Habíamos montado un restaurante y estaba haciendo de cocinero.

-¿Cómo vives un diagnóstico como este solo y fuera de tu país?

Con el diagnóstico me quedé de piedra, tampoco sabía mucho lo que era la esclerosis múltiple. La gran suerte que tuve es que el neurólogo que me tocó estaba casado con una chica de Palma de Mallorca y hablaba español superbién. Su mujer me tradujo todos los documentos al español. Aun así, se hizo duro porque yo estaba en el hospital de Kreuzberg, que es un hospital muy pobre, y éramos seis en una habitación. Yo no me entendía con nadie, solo con un chico portugués con quien coincidí cuatro o cinco días. Recuerdo que el neurólogo me dijo que a los 40 ya no caminaría.

-¿Te lo dijo así?

Tal cual. Perdí el hambre… Cuando me hicieron la punción lumbar, como no los entendía, no entendí que no me podía mover y me levanté. Al cabo de dos día no me podía mover de la cama. Ahora lo recuerdo y te lo puedo explicar riendo, pero en su momento me asusté. De todas formas, debo decir que me trataron muy bien. Una semana después vino mi padre a Alemania y lo tramitó todo para que pudiera volver a casa.

Consigo vivir sin pensar que tengo esclerosis múltiple, aunque cuando tengo un brote es difícil.

-¿Y volviste?

Sí. Me llevaron a un hospital y no tuve una buena experiencia porque no me entendí con ellos. Tenía brotes y brotes, continuaba trabajando en las cocinas y me tenía que pinchar continuamente, sin ni siquiera tener inyectores. Durante tres años no estuve bien. Después fui al Cemcat y eso fue un cambio radical en mi vida.

-¿Con todo esto pasaste a conocer la EM?

Nunca me he querido informar mucho por qué cuando leo un síntoma, lo acabo teniendo y me asusto. Consigo vivir sin pensar que tengo esclerosis múltiple, aunque cuando tengo un brote es difícil. Cuando tengo un brote pienso: “dentro de tres semanas vuelvo a correr y vuelvo a ir en bici”. Siempre he hecho esto. Tengo suerte porque me he liado mucho con mi trabajo. Tengo un piso al lado de mi trabajo. A veces, bajo con las muletas o hacemos reuniones de trabajo en mi casa.

Pero ahora no llevas muletas.

Ahora estoy superbién, pero he ido con muletas un montón de veces. Se me han dormido todas las partes del cuerpo y en todos estos años he tenido muchos brotes. A lo mejor tenía un brote y, al cabo de un mes, tenía otro.

La esclerosis múltiple fue un toque de atención para decir “para ya, céntrate y sigue una vida más ordenada”

¿Y te han ido cambiando la medicación?

Sí, he ido cambiando. Ahora estoy superbién. Una cosa buena que tengo es que después de un brote me recupero y vuelvo a hacer vida normal. Creo que también es la actitud.

¿Qué ha cambiado en tu vida desde que te dieron el diagnóstico de esclerosis múltiple?

Con la EM, mi vida ha cambiado a mejor. Mi cuerpo dijo stop. Trabajaba demasiado y, en general, no me portaba bien, salía mucho de fiesta, etc. La esclerosis múltiple fue un toque de atención para decir “para, céntrate y sigue una vida más ordenada”. Me centré en trabajar más. Antes era muy trabajador, pero trabajaba de otra forma. Con 25 años empecé a montar 3 restaurantes y a hacer más vida familiar. Adopté un perro cuando tenía un brote en los pies. Entonces no podía conducir, pero el perro me obligaba a salir a la calle cada día. Yo, teniendo brotes, he sacado el perro a pasear cada día. La esclerosis múltiple me ha centrado en la vida. Además, con la EM dejé de fumar.

-¿Lo conseguiste?

El doctor Xavier Montalban me cogió un día en el Cemcat y me dijo que podría estar superbién y que tenía que dejar de fumar. Me contó la historia de dos gemelos de Estados Unidos, de los cuales uno fumaba y el otro no. Coincidió con que conocí a una chica. Pensé que no podía imaginarme tener una familia con ella y el día de mañana ir en silla de ruedas porque había fumado. Así que dejé de fumar y no me costó. Ahora ya no estoy con aquella chica, pero continuo sin fumar.

Los animales suponen unas rutinas que me obligan a moverme. Si no, habría días que no me movería porque me siento fatigado.

-¿Dices que haces deporte y vas en bici?

También hacía culturismo, me gusta hacer pesas. Y cuido la alimentación. Sigo a gente que dice que tenemos un segundo cerebro. Me gusta el estilo japonés porque en Japón no saben ni lo que es la EM. Intento comer tan sencillo y tan japonés como puedo. Lo que pasa es que trabajar en la hamburguesería me implica tener que probar todas las hamburguesas para saber si son buenas. Ahora haremos una carta nueva de pizzas y las tendré que probar todas. También sé que dentro de unas semanas, cuando vuelva a hacer pesas, bajaré mi peso y que con 10 quilos menos tengo más calidad de vida.

-¿Aparte de todo esto, qué más haces?

Soy un fanático de los animales. Tengo un perro. Y cuando solo tenía el perro, me quedé un gato. Entonces, como el perro y el gato se llevaban bien, cogí otro gato para que los dos gatos pudiesen jugar. Entonces me di cuenta de que quería ayudar más a los animales y encontré un gato tetrapléjico que habían atropellado y que tenía 2 meses. Ese gato me recordó a mí. Los discapacitados nos tenemos que ayudar entre nosotros, porque si no, no nos ayuda nadie. Así que adopté el gato tetrapléjico y le hice fisioterapia desde el primer día. Hoy tiene más de 350.000 seguidores en TikTok (obi_ohana) que es donde cuelgo las terapias. En este momento tengo seis gatos con discapacidad y un perro y los he criado a todos como a hijos míos. Siempre digo que es mi forma de ayudar y, a mí, me da la vida.

-¿Continúas cocinando?

No puedo hacer de cocinero porque tengo una pensión por no poderme dedicar a la cocina. No aguantaría estar 8 horas en una cocina, es imposible, pero sí que me gusta cocinar y a lo mejor estar una hora y media cocinando. Con la EM, aprendes a conocerte muy bien.

-Has hecho una hamburguesa solidaria para la esclerosis múltiple en tu hamburguesería de Barcelona (Ovante). ¿Por qué? 

Para que la gente sepa qué es la esclerosis múltiple. Cada vez hay más gente con EM. Por otro lado, ahora cuando tengo un brote, me recomiendan lo mismo que hace 15 años: reposo y corticoides. Sin embargo, si consiguiéramos encontrar la cura… A lo mejor no se recaudará mucho dinero, pero puede que un niño vea un reto en la esclerosis múltiple, le dé por estudiarla y dentro de veinte años encontremos la cura. Pueden ser muchas cosas. Ahora que las cosas me van bien, se tiene que compartir. No soy un tipo avaricioso.

-La esclerosis múltiple te obligó a dejar la profesión de cocinero. ¿Qué pasó luego?

Me tuve que reinventar, estudiar dirección de empresas, cálculo, etc. Lo que pasa es que la cocina me encanta. De pequeño, tenía una cocinita con harinas y agua.

-¿Cómo ha reaccionado tu entorno a la enfermedad?

Bien. Por un lado, desde el primer día del diagnóstico de esclerosis múltiple he tenido siempre a mi lado a mi hermano Dídac, que me ha dado un apoyo incondicional. Todos necesitamos un salvavidas donde agarrarnos cuando no podemos más. En mi entorno, muchos no se creen que tengo esclerosis múltiple. He aprendido a no quejarme. ¡Me podría pasar el día quejándome, si quisiera!

 

 

 

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