La neuróloga Paula Rodríguez del Hospital Universitario Joan XXIII se centró en qué puede hacer una persona con EM para encontrarse mejor. Incidió en evitar el tabaco, la buena hidratación y la alimentación. En cuanto a alimentos, destacó que no existe evidencia científica de ninguna dieta para la EM más allá de la sana y saludable. En este aspecto recomendó verduras y frutas y menos consumo de carne, alcohol, bebidas azucaradas y grasas de origen animal. También aconsejó realizar actividad física moderada como caminar, terapia acuática, yoga o pilates; cuidar la fatiga haciendo descansos a menudo antes de que se agote toda la energía y cuidar la salud mental, enfatizando las relaciones sociales o con la ayuda de profesionales si es necesario.
La jornada terminó con la psicóloga de la FEM en Reus, Dolors Sans, que repasó las diferentes etapas por las que pasa una persona con EM, desde el impacto del diagnóstico y las fases iniciales, hasta cuando la persona puede tener una EM más agresiva en fases más avanzadas.
La psicóloga explicó que en la fase inicial la persona puede sentir rabia, tristeza y angustia y que los sentimientos oscilan mucho. Además, existe el choque emocional de la enfermedad, y a menudo se tiene una sensación de fragilidad y de pérdida de la invulnerabilidad. En esta etapa, la psicóloga habló de la necesidad de darse tiempo para integrar la EM y sobre todo, de diferenciar el diagnóstico del hecho de estar enfermo, ya que hay personas con EM que pueden realizar una vida prácticamente normal.
En una segunda fase de la EM, si la enfermedad evoluciona de forma que se pierdan capacidades, o si se dan brotes y es necesario adaptarse a las nuevas circunstancias, la psicóloga aconsejó trabajar mucho las relaciones sociales como un antidepresivo natural, trabajar también el autocuidado y la capacidad de adaptación. Sin embargo, advirtió que si las personas tienen dolor y fatiga se produce también un malestar emocional que es necesario abordar.
Por último, en fases avanzadas, cuando existen complicaciones de salud, riesgo de caídas y restricciones en la participación social, la psicóloga destacó la importancia de externalizar la cura a una persona cuidadora. Explicó que aunque esté mal visto socialmente que la persona cuidadora no sea la pareja, los roles de cuidador y de pareja son muy diferentes. Dolors Sans remarcó asimismo la importancia de aprender a pedir ayuda.
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