Una alimentación saludable puede tener efectos positivos en la esclerosis múltiple, ayudando a prevenir o controlar la progresión de la enfermedad, manejar los síntomas y reducir las recaídas.
Aunque no hay una dieta recomendada, se considera que una pauta de alimentación para la esclerosis múltiple debería ser alta en antioxidantes, fibra, calcio y vitamina D, y con buenos niveles de vitaminas y minerales.