Terapias complementarias para tratar la EM
Las terapias complementarias pueden aportar diversos beneficios a las personas con esclerosis múltiple. En muchas ocasiones, sirven como complemento de las terapias convencionales; otras, suponen una alternativa al enfoque tradicional. Entre un 50 % y un 75 % de las personas con EM utilizan o han utilizado alguna vez este tipo de tratamientos que, en la mayoría de casos, han mostrado beneficios en el paciente. ¿Cuáles son estas terapias y en qué pueden ayudar?
Antes de someterse a cualquier tratamiento para la EM, es indispensable consultar al médico o especialista. Este valorará, conjuntamente, el desarrollo de la enfermedad y los diferentes síntomas que la persona en cuestión padezca, para determinar finalmente el tipo de terapia más útil y beneficiosa en cada caso. Hay que tener en cuenta que, además, muchos de estos tratamientos pueden estar contraindicados en algunos casos y, por ello, es fundamental que el médico valore la situación concreta de cada individuo. En general, hay una falta de evidencia científica respecto a la eficacia de las terapias complementarias, aunque muchos pacientes las utilizan y, en la mayoría de casos, muestran resultados positivos.
A continuación, se exponen las terapias complementarias más comunes, especificando los aspectos y síntomas de la EM que tratan:
Acupuntura:
Trabaja la energía del cuerpo, la mente y el espíritu, mediante la perforación de la piel con unas agujas muy finas. Muestra beneficios en el alivio del dolor y la tensión, la reducción de la fatiga, y la mejora del movimiento, la sensibilidad y la espasticidad, todos síntomas habituales de la esclerosis múltiple. También puede manifestar mejoras en los problemas oculares y de incontinencia urinaria.
Aromaterapia:
Consiste en aceites extraídos de hierbas, flores, arbustos o árboles, capaces de penetrar en la piel y entrar en el torrente sanguíneo, generando efectos positivos en la mente y el cuerpo. En general, se utilizan conjuntamente con el masaje, y existen diferentes tipos con efectos terapéuticos diversos: algunos de estos aceites tienen propiedades inflamatorias, otros mejoran el estado de ánimo o la circulación, etc.
Fitoterapia:
Se basa en la utilización de plantas medicinales para tratar enfermedades. En el caso de la esclerosis múltiple, muestra beneficios en el sistema inmunológico (fortaleciendo el sistema nervioso y aliviando la inflamación) y en el sistema digestivo (mejorando problemas de riñones, hígado, etc.), además de manifestar mejoras en diversos síntomas (espasmos musculares, estreñimiento, problemas urinarios, cansancio y problemas emocionales).
Homeopatía:
Consiste en la administración de sustancias altamente diluidas, normalmente en forma de gránulos o gotas, que se cree trabajan a través de la memoria celular a un nivel vibracional. El homeópata valorará aspectos muy diversos del individuo para escoger el tratamiento, como la personalidad, el estado de ánimo, el estilo de vida, etc. La homeopatía puede ayudar a reducir la fatiga, eliminar las toxinas del cuerpo y relajar las extremidades.
Mesoterapia:
Es una herramienta beneficiosa para aumentar el bienestar físico y emocional. Es muy útil para aliviar el estrés, la tensión y la rigidez de los músculos y las articulaciones. Se ha demostrado que, también, es una terapia muy positiva para tratar la depresión, la ansiedad y el estreñimiento, y eliminar las toxinas del cuerpo.
Quiropráctica:
Se trata de una técnica manual que trabaja los trastornos de las articulaciones, ligamentos y músculos. Sirve, principalmente, para aliviar el dolor de las diferentes áreas del cuerpo (espalda, cuello, cabeza, etc.), ayudar a restaurar algunos movimientos y prevenir la pérdida de los mismos.
Reflexología:
Es una terapia que se aplica en manos y pies realizando presiones en puntos concretos. Trabajar sobre estos puntos permite liberar los bloqueos y ayuda a restaurar el flujo de energía en todo el cuerpo. La reflexología se ha mostrado beneficiosa para mejorar la circulación, liberar la tensión y el estrés, y tratar el dolor de espalda, la migraña, los trastornos del sueño, los problemas digestivos, la inflamación, etc.
Osteopatía:
Una disciplina que pone especial atención en la estructura y en los problemas mecánicos del cuerpo mediante el trabajo de los huesos, articulaciones, músculos y ligamentos. De esta forma, se observa una disminución del dolor y de la inflamación, y una mejora en la movilidad.
Meditación:
A través de este proceso, la persona se irá liberando gradualmente de los pensamientos y sentimientos, y se acabará sintiendo más relajada, centrada y creativa. Esto se puede conseguir mediante diferentes procesos: concentrándose en la respiración, desarrollando buenos pensamientos y sentimientos hacia los demás, siendo consciente de los pensamientos y sentimientos a medida que surgen, sin modificarlos o guiarlos (Zen), etc. Esta terapia es muy útil para la relajación y la mejora de la concentración, la memoria y la creatividad.
Pilates:
Una serie de ejercicios que trabajan la postura, la flexibilidad y la estabilidad, además de ejercitar aspectos mentales. El pilates busca reeducar y restaurar el cuerpo, de manera que recupere las funciones muscular y esquelética óptimas. Concretamente para la EM, esta práctica es beneficiosa para mejorar el equilibrio, la coordinación, la densidad ósea y la eficiencia de los pulmones, aliviar dolores, estrés y tensiones, y promover una sensación general de bienestar.
Yoga:
Práctica oriental que trabaja en la unión de mente, cuerpo y alma. No requiere un gran esfuerzo físico, por lo tanto, puede ser recomendable en muchos casos de EM. En general, ayuda a mejorar la salud y el estado físico, e induce a la relajación.
Enlace al documento original:
Choices leaflet: Complementary and other therapies. Multiple Sclerosis-UK, 2013 [acceso: 14 de julio de 2014]. Disponible en: http://www.ms-uk.org/choicescomplementary
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