Núria Zaragoza: “Ahora por la noche sueño que camino”
– ¿Por qué fuiste al médico?
– Cuando bajaba la cabeza me pasaba la corriente por la espalda.
– ¿Te diagnosticaron rápido?
– Rapidísimo. No tuve ningún síntoma más. Después tuve un brote que me dejó sin sabor en la boca y con el tiempo, brotes de sensibilidad en brazos, hormigueo…
– ¿Cuando te diagnosticaron esclerosis múltiple conocías la enfermedad?
– Sí. Tengo un primo que la tenía, por eso le pregunté al médico si era hereditario y me dijo que no, pero no me lo creí.
– ¿Cómo te tomaste el diagnóstico?
– Me enfadé conmigo y con el mundo pero durante 10 años hice vida normal, podía conducir y trabajar.
– ¿Inicialmente no te afectó mucho?
– Sí que me afectó. Me pinchaba tres días por semana y tenía brotes de sensibilidad pero no me afectaba en la vida cotidiana.
– ¿De qué trabajabas?
– Era secretaria de dirección.
– ¿Pudiste continuar haciendo tu trabajo?
– Sí. Hacía una vida normal con mis hijos y mi trabajo pero siempre decía “cuando vaya con una silla”… Tenía claro que acabaría en una pero cuando ha llegado…
– ¿Andabas bien?
– Sí. Hacía caminatas porque me gusta mucho caminar y bailar. Ahora por la noche sueño que camino.
– ¿Cómo cambió la situación?
– A los 60 años tuve un brote que me afectó en todo el brazo. Estuve un año de baja y dejé de trabajar.
– ¿Qué cambió con el brote?
– Me afectó la movilidad. Nunca he tenido dolor, lo único es que no puedo andar. Primero cogí un bastón. Además hace tres años me diagnosticaron una polimialgia traumática. Fui al médico y me dijo que esto no era de la esclerosis múltiple. Ha sido muy fuerte no poder caminar y no poder hacer más de 20 metros. Voy en silla para hacer trayectos largos y por el barrio voy con el andador.
– ¿Cuanto tiempo hace que vas con el andador?
– Hace 5 o 6 meses. Antes iba con el bastón y mi marido.
– ¿Como has llevado el hecho de pasar de bastón a andador y silla?
– La silla me cuesta, es muy lenta para coger el ascensor y girar la silla y abrir la puerta. Con el andador es más cómodo aunque parezco más abuela.
– ¿Por qué cuesta la silla?
– Conozco gente que va en silla y coge el autobús con normalidad y yo no me lanzo, me cuesta mucho. También me cuesta coger el avión porque me siento una minusválida y eso que mis dos hijos viven en Mallorca. Tener que esperarme ahí sentada en la silla y que todo el mundo me mire… Y con el coche la silla es un problema, porque pesa mucho y mi marido no la puede levantar. Por eso digo que cuesta.
– ¿Y psicológicamente?
– Fatal. No puedo llevar tacones ni falda. Si voy con silla no puedo llevar falda porque se ve todo, tengo que ir con pantalones.
– ¿Te afecta a la feminidad?
– Totalmente. Cuando me dicen que estoy muy bien y tengo buena cara me enfado. ¿Qué quiere decir que tengo buena cara? ¿Crees que llevo silla por gusto? ¿O que me gusta que me miren?
– ¿Tienes la sensación de que todo el mundo te mira?
– Sí … lo voy aceptando pero sí. Además todo el mundo te pregunta si tienes la pierna mal.
– ¿Y habías explicado antes que tenías EM?
– Sí pero como la gente no sabe qué es te preguntan si es de los huesos o de la cadera.
– Tienes una vida muy activa, ¿verdad?
– Hago media, ganchillo, patchwork y un día por semana punto de cruz. El punto de cruz me va muy bien para centrarme y concentrarme porque soy muy dispersa y debo contar. También voy al Club de Lectura y participo en el grupo de vecinos del barrio.
-¿Y también haces rehabilitación?
– Sí, la hago en un centro privado porque los centros públicos te dan rehabilitación sólo por un tiempo y luego como que hay lista de espera se debe dejar paso a otras personas. Yo no puedo dejar de hacer rehabilitación porque no estoy curada. La rehabilitación me va muy bien. Por eso reivindico que no se deje de hacer y que sea pública.
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