Mònica Morales: ‘A las personas que tienen que pasar por este proceso les transmito tranquilidad’

Con 37 años, hace 10 que fue diagnosticada con esclerosis múltiple pero la enfermedad le permite hacer una vida normal. Trabaja en el Centro Especial de Empleo Sifu y está convencida de que cuidarse y llevar una vida tranquila tiene efectos positivos en su salud, así que sigue esa premisa al pie de la letra.

–Le detectaron esclerosis múltiple hace diez años.

–Sí, el primer síntoma lo sentí en África. Me estaba duchando en un lugar idílico y noté que no tenía sensibilidad en una pierna pero como que me había puesto las vacunas para ir a África pensé que aquella debía de ser la causa. Terminadas las vacaciones volví al gimnasio, y un día, haciendo aeróbic con pesas, me di cuenta de que mientras que con una mano podía levantar la pesa perfectamente, con la otra se me torcía. Pensé que tenía una torcedura en la muñeca y fui a visitar a mi médico de cabecera.

–¿Y.

–Me dijo que no tenía nada en la muñeca y me envió al neurólogo. Y yo pensé, ¿al neurólogo? Me extrañó mucho. Pero fui y me dijo que me tocara la nariz, que caminara recto… me hizo una revisión completa. Cuando acabó me dijo que estaba perfecta pero que me harían una resonancia magnética.

–¿Y qué hizo.

–Empecé a investigar, a consultar libros de la biblioteca… A mí la información me da tranquilidad; saber a qué me enfrento me tranquiliza. Y vi que tenía esclerosis múltiple, que era una enfermedad degenerativa, pero que no me moriría. También descubrí que podría tener hijos, porque yo entonces tenía 26 años y para mí era un tema importante. Cuando me dieron los resultados ya sabía que tenía esclerosis múltiple porque los síntomas coincidían.

–Han pasado 10 años. Con su experiencia, ¿qué diría a una persona que ha sido diagnosticada recientemente.

–A las personas que tienen que pasar por este proceso les transmito tranquilidad. Durante estos 10 años, cuando peor lo he pasado ha sido cuando he tenido crisis personales y estrés. Sobre todo, cuando parecía que estuviera saliendo de mi camino, y entonces me venían los peores brotes. Ahora mismo estoy en un momento muy tranquilo de mi vida. Estoy super bien. Pero si tengo estrés emocional o de trabajo, en el momento que empiezo a sentirlo se me desarrolla un brote.

–¿Cómo lleva la enfermedad.

–En general las personas con esclerosis múltiple tenemos tendencia a ser victimistas, y eso no aporta nada bueno. En mi caso, he aprendido a no hacerme la víctima, a tomar fuerzas, y si no puedo hacer algo, pues hago otra cosa. A veces he intentado esconder los brotes a mi madre para que no sufriera. Porque es “mi enfermedad”. Hay gente que tiene enfermedades mucho más graves que la nuestra. De hecho, hace un mes que tuve un brote que me dejó la boca torcida. Pero fui a un naturópata, he hecho reflexología, he tomado hierbas chinas para la musculatura… Estoy bien.

–¿Tiene algún familiar con esclerosis múltiple.

–No. Pero ya conocía qué representa tener una discapacidad porque mi madre es sorda y sin los aparatos no oye nada y queda aislada del mundo.

–¿Qué le ayuda a convivir con la enfermedad.

–Hago yoga. Para mí es muy importante porque me permite estirar el cuerpo y movilizar todas las áreas de mi organismo; intento meditar, hacer respiraciones y llevar una vida tranquila… y también aprovecharme de todo lo bueno que nos ofrece la sociedad.

–¿Practica yoga a raíz de la enfermedad.

–No, antes del diagnóstico ya practicaba técnicas de meditación y hay que decir que me han ayudado mucho.

–¿Explica que tiene EM.

–Sí, sí, y a veces la gente se sorprende porque me ve muy bien.

–Durante este período ha tenido un hijo.

–Yo quería ser madre. Dejé la medicación un diciembre y en enero quedé embarazada. Todo fue muy bien y pude cumplir el sueño de tener un hijo y amamantarlo.

–Trabaja en un Centro Especial de Empleo. ¿Cómo dio este paso.

–Me costó darlo porque yo no quería decir al universo que estaba enferma; era como si estuviera haciéndome la víctima. Pero mi madre me dijo que la sociedad me ofrecía la posibilidad de trabajar en un Centro Especial de Empleo, que habían herramientas que me daban ventajas fiscales con el IRPF o con la declaración de renta… porque tengo un 44% de discapacidad.

–Antes de trabajar en el Centro Especial de Empleo, ¿dónde trabajaba.

–Trabajaba en una constructora de casas de alto standing, pero con la crisis cerró y pensé que así podría dedicar más tiempo a mi hijo. Me dediqué un año a él, y durante este tiempo me mantuve activa y estudié un postgrado de mediación. Antes había estudiado relaciones laborales para ayudar a los trabajadores; me gustan los trabajos que ayudan a la gente, y a través de la medicación de conflictos se aprende que las cosas se solucionan hablando. Cuando terminé los estudios mi madre me convenció para que fuera a un Centro Especial de Empleo.

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