Las intervenciones en el estilo de vida impactan en la evolución de la esclerosis múltiple

Se ha demostrado que fumar y los niveles bajos de Vitamina D afectan a la evolución de la esclerosis múltiple. Son varias las conductas saludables que pueden generar un impacto sobre una enfermedad. Ahora, un estudio demuestra los beneficios de la práctica de recomendaciones saludables en un grupo de personas con EM.

Desde los años sesenta, ha habido un aumento de la incidencia de enfermedades crónicas. Esto ha hecho que la investigación clínica haya ido dando cada vez más valor al papel activo de los pacientes en el desarrollo de prácticas saludables, ya que mejoran su “funcionalidad”. De ahí salió el concepto de Calidad de Vida (CdV), como un resultado relevante en la funcionalidad y salud de las personas. El concepto CdV es una percepción subjetiva de la persona sobre su situación personal. De modo que, para medirla, se han desarrollado y validado escalas específicas.
La Calidad de Vida (CdV) es un concepto subjetivo y se han desarrollado y validado escalas específicas para medirla
Hay numerosos factores de riesgo, que tienen que ver con nuestra conducta y que conocemos como factores de riesgo modificables. Fumar, una alimentación pobre o no hacer deporte son algunos ejemplos. Los factores de riesgo modificables están asociados a resultados importantes sobre la salud, que incluyen la CdV. En los últimos años, el interés por la investigación en factores de riesgo de estilos de vida modificables para el riesgo y la progresión de la EM ha aumentado considerablemente. La evidencia científica demuestra que fumar y unos niveles bajos de vitamina D afectan la evolución de la EM. No obstante, hasta hoy se han evaluado pocas intervenciones de modificación del estilo de vida en las personas con EM. Recientemente, en un estudio publicado en la revista PLoS One, se ha analizado el efecto de una intervención para adoptar comportamientos de vida saludables en la evolución de la EM.

Fumar, una alimentación pobre y no hacer deporte, factores de riesgo 

En el estudio participaron 95 personas con EM (73% de las cuales tenía EM Remitente Recurrente y los demás EM Primaria Progresiva). Éstas se sometieron a una intervención de modificación de factores de riesgo que consistió en un taller de 5 días, durante los cuales se aplicaron las siguientes recomendaciones de salud:
  • Dieta: alimentación rica en verduras, que incluía marisco, con muy bajo contenido de grasas saturadas (<20 g / día), sin lácteos, sin carne y sin aceite de palma o coco.

  • Suplementos dietéticos: consumo diario de ácidos grasos Omega-3 (20-40 ml de pescado o aceite de linaza). Si se comía el pescado graso, se podía omitir. Opcionalmente, vitaminas del grupo B o suplementos de B12.

  • Actividad física: 20-30 minutos, unas cinco veces por semana, preferentemente al aire libre.

  • Tabaquismo: no fumar y evitar el tabaquismo pasivo.

  • Vitamina D: tomar el sol 15 minutos al día 3-5 veces por semana. Consumo diario de vitamina D3 de al menos 5000 UI (unidades internacionales). El consumo se ajustaba según los niveles sanguíneos en cada caso que, idealmente, se debían mantener entre los 150 a 225 nmol / L (se podía requerir un consumo de hasta 10000 UI diarias).

  • Meditación: práctica de 30 minutos de meditación diarios.
Los participantes rellenaron una encuesta para determinar su CdV antes, al cabo de 1 año y pasados 3 años de la intervención. Los resultados mostraron que un año después los participantes registraban una mejora significativa de la CdV de su salud física y mental y una leve disminución de la discapacidad, aunque esta no mostró significación estadística. Igualmente, los participantes con EM Remitente Recurrente registraron menos recaídas. Este estudio se realizó en una muestra pequeña de personas con EM y sus resultados necesitan replicarse en nuevos estudios con mayor número de participantes.

La calidad de vida de las personas con EM 

En cuanto al mantenimiento de los comportamientos saludables, las recomendaciones relacionadas con el mantenimiento de una dieta saludable, la práctica de meditación de un mínimo de 1 hora a la semana y el consumo de vitamina D y de aceite omega-3 de linaza, aumentaron pasado el año y se mantuvieron considerablemente pasados los 3 años. La adopción de estos comportamientos saludables no hizo disminuir el tratamiento farmacológico en ningún caso. Los resultados de este estudio apuntan a que las intervenciones en la modificación del estilo de vida son efectivas y crean un impacto sostenible con el paso del tiempo. Por ello, los autores aseguran que se deberían considerar en la gestión tanto de la EM como de otras enfermedades crónicas. Fuente: Marck CH, et al. Health outcomes and adherence to a healthy lifestyle after a multimodal intervention in people with multiple sclerosis: Three year follow-up. PLoS One. 2018; 13(5):e0197759. doi: 10.1371/journal.pone.0197759. eCollection 2018.

2 comentarios

  1. Yoel Gomez dice:

    Por que el aceite de Linaza, y no el de coco y palma, y/o de oliva?

    1. Fundació Esclerosis Múltiple dice:

      Hola Yoel,

      el motivo es que se recomienda incluir en la dieta ácidos grasos Omega-3, que se encuentran especialmente en el aceite de linaza y el pescado azul.
      El aceite de coco o de oliva son ricos en otro tipo de ácidos grasos, en este caso, el Omega-6 y por tanto no ofrecen los mismos beneficios.

      Un saludo,

Comments are closed.

Debe iniciar sesión para comentar.

¿Tienes una cuenta? ¡Inicia sesión ahora!

¿No tienes una cuenta? ¡Regístrate ahora!