Jèssica Fernández: “He perdido el miedo a cambiar de trabajo y de empresa”

Tiene 42 años y esclerosis múltiple desde hace apenas un año. Se ha reinventado laboralmente tantas veces que le ha perdido el miedo. Ahora hará una mentoría con la FEM para ayudar a otras mujeres que tienen que pasar por esta situación.

Aunque algunos trabajos pueden suponer desafíos significativos, el diagnóstico de esclerosis múltiple no es necesariamente un impedimento para el desarrollo profesional y la contribución al entorno laboral. Jèssica es un claro ejemplo de que se puede trabajar con esclerosis múltiple.

– ¿Cómo comienza todo?

Me diagnosticaron el año pasado. El diagnóstico fue largo y me confirmaron la esclerosis múltiple en octubre.

– Hace justo un año.

Sí, pero todo había empezado a finales de junio-julio, con un brote y una parestesia en la mano, que me dolía mucho. No podía escribir, no podía utilizar el ratón. Perdí sensibilidad y fuerza.

Luego fue subiendo hasta el brazo. Fui a urgencias y me decían que quizás había dormido sobre el brazo. El año pasado ya me había ocurrido algo similar y me dijeron que era un esguince de hombro. ¡Incluso hice rehabilitación!

– ¿Y entonces?

Esa vez no fui a urgencias hasta que se me durmió el hombro. Me hicieron un TAC pensando que era un ictus, pero como el TAC salió bien me dijeron que quizás era el túnel carpiano y me enviaron a casa.

– ¿Y?

Al final, fui por la privada al traumatólogo, que me dijo que él pensaba que tenía que ir a neurología. Y fui a la neuróloga y me hizo preguntas. Una de las preguntas era si tenía algún familiar con enfermedad neurológica.

– ¿Y tenías?

Empecé a enumerar todas las enfermedades neurológicas de la familia, ¡que son unas cuantas! Cuando le dije que una de mis tías tenía esclerosis múltiple, se puso nerviosa.

Me envió a hacer una resonancia magnética craneal, cervical y medular. Encontraron lesiones compatibles con una enfermedad desmielinizante. Empecé a sospechar que tenía EM y empecé a hacerme a la idea.

– ¿Por qué lo sospechabas?

La cara de la doctora cuando le dije que mi tía tenía EM empezó a prepararme. Todos los primos siempre pensábamos que a alguno nos iba a tocar.

Mi tía lleva más de 30 años con EM y cuando la diagnosticaron hicieron pruebas a todos mis tíos porque pensaban que algún otro hermano también tendría, pero ninguna la tiene. Por eso los primos pensábamos que podría tocarnos. Y cuando me dijeron vamos a hacer pruebas pensé que quizás sí me había tocado.

La cara de la doctora cuando le dije que mi tía tenía EM empezó a prepararme. Todos los primos siempre pensábamos que a alguno nos iba a tocar.

– ¿Mientras tanto habías recuperado la movilidad del brazo?

No, llevaba un mes y medio mal.

– ¿Y estabas de baja?

Estaba trabajando, no me dieron la baja. Trabajé durante todo el brote. Era, si te duele la mano, coge el ratón con la otra mano.

– ¿Aprendiste a coger el ratón con la otra mano?

Sí. A raíz de esto he aprendido a utilizar la izquierda para todo.

– ¿Te has recuperado ya de la mano?

Sí, pero con secuelas. Puedo coger peso con la mano derecha, pero no mucho, y todavía tengo problemas de sensibilidad. Mis lesiones me afectan mucho en las piernas tanto con hormigueos como con descargas eléctricas. Como si me entrase una bola de energía por los pies. Bajando la cabeza también tengo descargas eléctricas.

Para mí es de los síntomas más curiosos de la EM. El diagnóstico fue un shock, pero después soy una persona curiosa y esta enfermedad es muy curiosa… Después de llorar pensé, ¡qué interesante esto que me ha pasado!

El diagnóstico fue un shock, pero después soy una persona curiosa y esta enfermedad es muy curiosa… Después de llorar pensé, ¡qué interesante esto que me ha pasado!

– ¿Cómo está tu tía?

En silla de ruedas, pero está bien. La EM le ha afectado las piernas. Por casa va con muletas. Siempre ha tenido una actitud positiva y fuerte. Tiene EM remitente recurrente y no le ha pasado a la progresiva.

– ¿En el trabajo como lo has llevado?

Tengo mucha suerte y en mi trabajo puedo trabajar en remoto. No hace falta que pise la oficina y el horario es muy flexible.

También tengo suerte porque no tengo fatiga. A veces tengo niebla mental, pero por lo general estoy despierta y soy productiva. Durante el brote trabajé. Estuve de baja solamente tres semanas. Ahora me encuentro bien.

– ¿Dudaste sobre si decirlo a la empresa?

Por la medicación que tomo debo ir cada cinco semanas tres horas al hospital y pensé que esto la empresa tiene que saberlo. Además, la esclerosis múltiple es ahora parte de lo que soy. La empresa lo ha entendido y se ha portado bien. Siempre me preguntan si necesito algo.

– ¿Notas el estrés?

Sí. Justo antes del primer brote había tenido una época d’estrés muy bestia, con ataques de ansiedad y altos niveles de malestar. Creo que esto fue el desencadenante de la enfermedad.

Cuando me diagnosticaron busqué una neuropsicóloga y con ella he trabajado el estrés. También me han cambiado las condiciones laborales que me generaron el estrés. Ahora lo tengo muy presente porque junto con el calor es el desencadenante más fuerte. Ahora hago yoga, meditación, técnicas de respiración…

– ¿Cómo conociste la Fundación?

Por mi tía. En la empresa nos propusieron hacer acción social y pensé, yo hago mentorías a mujeres, ¿por qué no hacerlo con la Fundación? Y les propuse hacerlo con mi equipo. Ahora estamos esperando los perfiles de las personas a mentorizar.

En la empresa nos propusieron hacer acción social y pensé, yo hago mentorías a mujeres, ¿por qué no hacerlo con la Fundación? Y les propuse hacerlo con mi equipo.

– ¿Profesionalmente a qué te dedicas?

Trabajo con una empresa emergente dentro del grupo Volkswagen. Soy product owner, una profesión nueva que se ha creado en los últimos 10 años, tengo un producto y me hago cargo y tengo un equipo de desarrolladores. Es como llevar un proyecto.

– Harás mentoría para mujeres del curso Fem Digital Talent.

Estudié cine y fui montadora audiovisual durante 12 años, pero tuve que reinventarme. He ido pasando por diferentes empresas y diferentes roles y con mi experiencia puedo ayudar a la gente en el cambio de carrera, que siempre da mucho miedo.

La gente está perdida porque no sabe qué hacer, no sabe cómo enfocarlo. Yo esto lo he hecho 15 veces en los últimos 10 años y estoy acostumbradísima. Le he perdido el miedo a cambiar de trabajo y de empresa.

– ¿Qué te ha enseñado la EM?

A hacer cosas y estar con personas que me hacen bien. Yo era una persona muy preocupada por los demás. Yo siempre me adaptaba a los demás y ahora la enfermedad me ha enseñado a pensar en mí, en mi salud, en mi bienestar y en mi felicidad y ponerme en el centro. Me ha costado mucho y he aprendido que si no me siento bien, no salgo y no hago cosas, no pasa nada.

La EM ha supuesto un cambio de vida y he tenido que adaptarme. No tiene por qué ser una vida infeliz. Hablar con otra gente que tiene la enfermedad también me ha ido muy bien. Tengo un chat de Escleróticas fantásticas que me ha ido súper bien. Cuando me ocurre algo lo comparto con ellas y siempre le quitan hierro al asunto. Así no estoy tan obsesionada y angustiada.

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