Inma Lozano: “Cuando me dijeron que yo también tenía esclerosis múltiple me eché a reír en la consulta”
Le dijeron que tenía esclerosis múltiple un año después de que diagnosticaran a su hermana y muchos años después de haber ido teniendo síntomas, que atribuía a una hernia discal.
– ¿Cuándo te diagnosticaron?
Me diagnosticaron en abril de 2018, tenía 35 años. Lo que pasa es que tenía síntomas desde los 18 años.
– ¿Y entonces?
Había ido muchas veces al hospital porque se me dormía una pierna entera y así estuve 3 meses, no tenía sensibilidad ni fuerza. Fui 3 veces al hospital.
Primero me dijeron que era sobrepeso, después me dijeron que era de la circulación y al final me dijeron que era una hernia discal. Todo esto sin hacerme pruebas. Desde los 18 años que yo pensaba que tenía una hernia discal. Y así fui teniendo brotes, pero yo no sabía que lo eran. Iba al hospital y me decían que era una cosa u otra y ya está.
– ¿Cuándo cambió todo esto?
Un día en el trabajo perdí la vista. La perdía por la mañana un rato y después la recuperaba y fui al médico para no tener que oír a mis compañeras de trabajo. Ahora lo pienso y no entiendo cómo no iba, sintiéndome cómo me sentía, pasándome todo lo que me pasaba.
Ahora lo pienso y no entiendo cómo no iba al médico sintiéndome cómo me sentía, pasándome todo lo que me pasaba.
– ¿Qué te dijo el médico?
Al principio pensaron que tenía glaucoma y me hicieron un TAC. En el TAC encontraron un tumor. Me dejaron ingresada. Nunca había visto un neurólogo y por allí pasó todo el hospital. Me miraron los reflejos y los tenía mal. Me hicieron andar y decían que veían algo raro.
Estuve dos semanas ingresada y todo lo achacaban al tumor hasta que en una resonancia vieron que tenía un montón de lesiones. Aquí ya me hicieron punción lumbar y me dieron el diagnóstico.
– ¿Cómo te tomaste el diagnóstico?
Pensé que no iba conmigo. Un año antes, en abril de 2017, le habían diagnosticado esclerosis múltiple a mi hermana. Cuando se la diagnosticaron a mi hermana me preocupé muchísimo y lo pasé fatal, pero ella se encontraba y se encuentra bien.
Cuando me dijeron que yo también la tenía me eché a reír en la consulta. No sé por qué tuve esa reacción. La doctora me dijo “ya te lo explico todo” y le dije que no hacía falta. Hacía un año se lo habían explicado a mi hermana y yo estaba ahí. Le dije que ya lo sabía, no quería escuchar. Y me fui.
– ¿Y empezaste a medicarte?
Sí. Mi padre estaba enfermo y no tenía tiempo para pensar en lo que me estaba pasando, porque mi padre me necesitaba. Fue muy duro porque las primeras inyecciones del tratamiento me las puse cuando mi padre estaba en el hospital. Me las ponía y ya está.
Luego, mi padre murió y he estado tres años sin superar el duelo. Al final me di cuenta de que tampoco había superado mi duelo del diagnóstico. Y además me salieron muchas cosas en muy poco tiempo. Tuve efectos secundarios de la medicación y también me diagnosticaron artritis reumatoide. Entonces ha sido un cúmulo de circunstancias.
Al final me di cuenta de que tampoco había superado mi duelo del diagnóstico.
– Dejaste de trabajar
Nunca había estado de baja y cuando llegué al tribunal médico me dieron la incapacidad absoluta permanente directamente, cuando yo pensaba que me dirían que tenía que ir a trabajar. No me veía tan mal, aunque me encontraba fatal. Así que de repente me encuentro que ya no voy a trabajar nunca más, la muerte de mi padre, toda la pérdida de salud…
Le dije a una persona que tenía esclerosis múltiple y lo primero que me dijo es que debería cambiarme de piso porque con la silla de ruedas no podría subir. Todo esto quizás en otro momento no me habrían afectado, pero que, al final, en ese momento en el que yo no estaba bien, me acabó afectando. Luego toqué fondo.
– ¿Cómo fue?
Me encontraba fatal, no tenía ganas de nada, ni de vivir. Vi que así no podía estar. Tengo un niño que tenía 9 años, ahora ya tiene 10. No podía estar así ni para él ni para mí. Busqué ayuda.
– ¿Dónde fuiste?
A la Seguridad Social, pero me dijeron que si no tenía una esquizofrenia no me enviarían al psicólogo y que ellos curaban las depresiones con pastillas. Me dieron antidepresivos y dije que no porque tendría que tomarlos toda la vida, porque el problema seguiría allí. Entonces me acordé de la Fundación, a ver si podían ayudarme. Y la verdad es que suerte que fui.
– ¿Por qué?
Ahora lo veo todo de otra forma. Me encuentro mal en cuanto a la enfermedad, pero psicológicamente me encuentro bien y eso es lo más importante.
Me encuentro mal en cuanto a la enfermedad, pero psicológicamente me encuentro bien y eso es lo más importante.
– ¿Qué síntomas tienes?
Muchísima fatiga. Me levanto por la mañana y me cuesta horrores salir adelante. Intento obligarme. A veces no puedo. También tengo dolores, pero los llevo mejor.
– ¿Externamente no tienes ningún síntoma?
Caminando no se aprecia. Quizá alguien que conozca la EM se da cuenta porque camino un poco raro. He perdido el equilibrio, pero no necesito bastón.
– ¿Cómo llevaste el dejar de trabajar?
Muy mal. Trabajaba en una empresa de archivo de documentación y yo era administrativa. No era el trabajo de mi vida, pero llevaba 12 años trabajando allí. Estaba bien en la empresa, con los clientes, con mis compañeros y mi jefe.
Cuando me dijeron que no trabajaría nunca más pensé “¿Y ahora qué soy? ¿Ya no sirvo para nada?” Y después vino la pandemia y pensé que tenía que hacer algo. Si no, mi vida era niño, casa y médico. Parecía una persona mayor. Siempre me había gustado dibujar. Había estudiado Bellas Artes y durante la pandemia me puse a dibujar.
Pensé que tenía que hacer algo. Si no, mi vida era niño, casa y médico. Parecía una persona mayor.
– ¿Y cómo va?
Cuando me pongo a dibujar me siento bien. Lo que más me costaba era realizar retratos de mi padre y así empecé a hacerlos para poder superarlo. Y como siempre me había gustado tatuar, empecé a aprender a tatuar.
Me he sacado el título, pero no puedo ejercer. Un trabajo requiere una constancia que yo no tengo porque hay días que no puedo salir adelante. Esto para mí es una frustración.
– ¿Te cuidas?
Hago yoga en la Fundación. Antes iba al gimnasio y cuidaba mi alimentación. Cuando estuve mal psicológicamente no tenía ganas de ir al gimnasio y comía lo que había. Ahora me cuido más y la idea es empezar de nuevo el gimnasio.
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