Cómo gestionar el diagnóstico de la esclerosis múltiple en el trabajo

La esclerosis múltiple no siempre incapacita para trabajar. De hecho, muchas de las personas diagnosticadas podrán tener una vida laboral plena e incluso tan larga como la de cualquier otra persona trabajadora. Pero, ¿qué dificultades conlleva recibir el diagnóstico cuando se está trabajando? ¿Hay que explicarlo en el trabajo? ¿Se puede pedir una adaptación del puesto de trabajo? Estas son las pautas fundamentales a seguir ante esta situación.

Uno de los aspectos a tener presente es que no existe la obligación de comunicarlo a la empresa, por norma general. Solo sería necesario hacerlo en caso de que existiera un problema que realmente afectara las funciones concretas que se desarrollan, o en el supuesto de que hubiera algún problema para la seguridad, ya sea la de la propia persona trabajadora o de los demás.

El hecho de comunicar el diagnóstico es siempre una decisión personal; también en el caso de que se esté buscando empleo (en las entrevistas, por ejemplo). Sin embargo, en algunos casos se puede hacer necesario hablarlo con la empresa, a pesar de los miedos que en principio puede despertar este hecho.

Llevar el diagnóstico en secreto puede suponer una carga de estrés adicional, con lo que compartir la experiencia puede hacerse necesario.

Las circunstancias personales de cada uno y la relación con los compañeros y compañeras de trabajo y superiores deberán ser los factores que habrá que evaluar, pero finalmente, la decisión de cuándo comunicarlo y a quién es estrictamente individual.

Si se da el caso de que la empresa, conocedora del diagnóstico, decide echar a la persona trabajadora a causa de la esclerosis múltiple, hay que asegurarse de que se trata de un caso de discriminación. El despido puede incluso llegar a declararse nulo si se consigue demostrar que este se ha producido únicamente por el hecho de tener una enfermedad como la esclerosis múltiple. No obstante, esto puede ser complicado, especialmente si la empresa ya hace tiempo que conocía la situación. En cualquier caso, un despido también puede ser declarado improcedente.

Uno de los factores a tener en cuenta, si los síntomas de la esclerosis múltiple se vuelven realmente graves, es la posibilidad de pedir el reconocimiento del grado de discapacidad. Si este es superior al 33 %, la ley concede a la persona una serie de derechos:

  • Se reserva un 5 % de las plazas públicas para personas con este certificado.
  • Se reserva un 2 % de las plazas de empresas privadas con más de 50 personas trabajadoras.
  • Las pruebas selectivas para trabajos del sector público se adaptan (en tiempo y medios).
  • Se bonifica el 100 % de la cuota de la seguridad social.
  • Se adapta el puesto de trabajo a las necesidades de la persona.
  • IRPF (declaración de la renta): se contemplan una serie de reducciones en la base liquidable del impuesto para personas con discapacidad.

Las personas con grado de discapacidad que se encuentren en situación de desempleo y quieran establecerse como personas trabajadoras autónomas pueden acceder a diversos incentivos en materia de seguridad social y ayudas económicas, como una bonificación de cotización a la seguridad social (durante cinco años, del 50% de la aportación correspondiente), subvenciones para el establecimiento, subvenciones financieras, subvención para asistencia técnica y subvención para formación. Todas estas subvenciones tienen un límite de ingresos.

Si por alguna razón una empresa de más de 50 personas trabajadoras no llega al 2 % de personal con discapacidad, existen una serie de medidas alternativas para cumplir con la ley:

  • Compra de bienes a un Centro Especial de Empleo o a una persona autónoma con discapacidad.
  • Formalización de contrato civil o mercantil con un Centro Especial de Empleo o con una persona trabajadora autónoma con discapacidad, para la prestación de servicios ajenos y accesorios a la actividad normal de la empresa.
  • Donación o acción de patrocinio.

Además, con un grado de discapacidad a partir del 33 % se puede acceder a un puesto de trabajo protegido (Centro Especial de Empleo).

La adaptación del entorno de trabajo

Si en el momento del diagnóstico la persona con esclerosis múltiple ya está desarrollando la tarea profesional, ciertos pequeños cambios en el puesto de trabajo pueden ayudarla mucho a la adaptación, y mejorar de forma sustancial el día a día. En muchos casos se trata de pequeños ajustes que ni siquiera tendrán un coste significativo para el empresario o empresaria. En caso de que sí fuera necesaria una inversión más profunda, existen diferentes ayudas públicas que la empresa podría solicitar.

Las necesidades de adaptación del puesto de trabajo deben plantearse siempre en el comité de Seguridad y Salud, un órgano que está presente en todas las empresas que tienen una plantilla con más de 50 miembros. Éste hará todo lo posible para satisfacer los requisitos del empleado o empleada.

Además, la empresa está obligada a poner a disposición de la persona con EM plazas de aparcamiento, si dispone de ellas, para evitar cualquier forma de discriminación. La plaza puede convertirse en un elemento imprescindible para las personas que tengan dificultades en la movilidad.

La ley no prevé que se pueda conceder una reducción de la jornada en caso de una enfermedad como la esclerosis múltiple, aunque se puede pactar con el empresario o empresaria si se dan las condiciones adecuadas y ambas partes lo acuerdan.

Acceso al documento original

Esclerosis múltiple y empleo. Preguntas más frecuentes y posibles respuestas. Fundación Esclerosis Múltiple Madrid (FEMM). 2014 [acceso: 21-7-2014]. 

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