Capacidad de escritura y esclerosis múltiple

La escritura diaria puede ser una práctica beneficiosa para las personas con esclerosis múltiple, ayudando con la fatiga, la memoria o la capacidad de comunicación.

La escritura es el sistema de comunicación humana por excelencia más allá de la palabra, es decir, del lenguaje verbal. Es el sistema de comunicación en diferido más importante, el primero que permitió transmitir un mensaje de una persona a otra, aunque estas no estuvieran presentes en el mismo lugar ni en el mismo momento.

Su razón de ser, como la de todo sistema de comunicación, es la de servir como mecanismo de transmisión de mensajes e ideas, pero en particular, de aquellos que se pretende que permanezcan en el tiempo, incluso después de que quien generó ese mensaje ya no esté. La escritura también permite que el mensaje pueda reproducirse (igual o modificado) tiempo después de su primera aparición. Parece imposible imaginar nuestra vida actual sin la escritura, pese a que hoy contamos con muchos otros medios de comunicación.

Algunas personas con esclerosis múltiple pueden tener debilidad en los músculos de la mano, fatiga o problemas de coordinación que provocan una alteración de la capacidad de escritura. Esta alteración, a su vez, puede provocar frustración, problemas de autoestima y un descenso en la capacidad de comunicación social.

Algunas personas con esclerosis múltiple pueden tener debilidad en los músculos de la mano, fatiga o problemas de coordinación que provocan una alteración de la capacidad de escritura

Por eso es importante que, al detectar este síntoma, las personas con EM realicen un entrenamiento específico para perfeccionar la habilidad de escribir y así mantener un buen nivel comunicativo.

Algunos expertos en rehabilitación han estudiado los trastornos de la escritura más frecuentes en personas con EM, encontrando como principales alteraciones: la micrografía (escribir con letra cada vez más pequeña), el aglutinamiento, la escritura expansiva y la presencia de trazos irregulares.

Estos estudios han permitido diseñar planes de tratamiento especializados. Un ejemplo son las siguientes recomendaciones, para realizar, durante un período mínimo de dos meses, una hora diaria:

  1. Actividades para aumentar la capacidad física general: fortalecimiento muscular y entrenamiento de la coordinación de brazos y manos.
  2. Ejercicios de coordinación, precisión y ritmo de los movimientos finos correspondientes a la escritura.
  3. Mímica corporal: simular con el dedo en el aire, mesa y papel los movimientos específicos para lograr la ejecución de trazos gráficos de letras.
  4. Actividades de coordinación visomotora: coloreado de figuras rectas y curvas; y picado con punzón.
  5. Actividades de preescritura: trazos rectos, angulares y curvos.
  6. Automatización a través de la copia de letras, sílabas, palabras y frases.
  7. Dictado sin la utilización de renglón caligráfico.

Las recomendaciones para los trastornos de escritura también incluyen mantener el entrenamiento para conservar las mejoras obtenidas

Hay que tener en cuenta que la escritura diaria aporta otros beneficios que pueden ayudar en diversos síntomas de la EM, ya que:

  • Mejora la capacidad de comunicación. La escritura es un vehículo de expresión. Su práctica aumenta la capacidad y comodidad a la hora de expresar nuestros propios sentimientos y pensamientos.
  • Ayuda a memorizar. Una pequeña redacción es una buena forma de desarrollar la comprensión. Un resumen ayuda a memorizar las ideas clave y a construir las habilidades necesarias para escribir bien.
  • Desarrolla la creatividad y la imaginación. La escritura de textos no dirigidos permite desarrollar la imaginación, y ayuda a plasmar nuestra personalidad mediante la creación de historias y resolución de problemas, al tiempo que se utiliza vocabulario y estilos varios.

 

Autora: Noemí Martínez Lerín. Fisioterapeuta en la Fundación Esclerosis Múltiple. Num Col. 3673.

 

Referencia

Writing training in patients with multiple sclerosis. González A, Fernández P. Rev. Mex. Neuroci 2006; 7(6): 532-535. https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=14107

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